sábado, 6 de julio de 2013

Una Historia Imaginaria

Imaginemos por un momento que existe en el universo un dios que de pronto siente la necesidad de crear un mundo.

Crea este mundo y lo llena de millones de asombrosas criaturas. Para regir su comportamiento decide crear una ley pero... como hacer que todas las criaturas la conozcan si todas hablan un lenguaje distinto, otras no poseen lenguaje y algunas nisiquiera cerebro...

Sin ser un dios se me ocurre que el mejor lugar para poner esa ley es dentro de cada ser vivo y conectarla a ellos por medio de sus instintos. Así no importa que tipo de criatura sea, con seguir sus instintos estaria obedeciendo la ley.

Ahora imaginemos que hay un demonio que quiere destruir la obra de ese dios. Dado que ese demonio no tiene tanto poder debe idear un plan.

Nuevamente la mejor opción que se me ocurre es buscar la especie mas ingenua y a la vez potencialmente destructiva que exista y engañarla. Usar un poco de su poder de demonio para encender algunos arbustos, desatar alguna desgracia, asesinar a otros tantos y así convencer a esas criaturas de que el demonoo es un dios, incluso de que es el dios creador de todo.

Para garantizar obediencia ese demonio les entrega otea ley, escrita en su lengua pues ese demonio no puede reescribir sus instintos, pero las reglas más importante serán aquellas enfocadas a convencer a estas criaturas de que sus instintos (la verdadera ley) son malos, pecados y que deben evitarlos a toda costa.

La operación se puede repetir varias veces bajo distintos nombres para que dichas criaturas se enfrenten en guerras para que aumenten su poder destructivo hasta que tengan suficiente poder como para destruir a todas las especies y a si mismos.

El resto es solo esperar y disfrutar del espectáculo.

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